Tú fotógrafo favorito . Tú fotógrafo favorito .

Chloe, el origen.

En algún momento de mi vida, rechacé la maternidad y la vi como un impedimento para mi desarrollo ya que a mis ojos, era tener que ocuparse de otra persona y sufrir por todo lo que le pasara, algo que no me interesaba. Con el tiempo, hablando con tu padre, descubrí que tal vez la maternidad no fuera tan negativa y pudiera tener aspectos positivos.


Decidimos tenerte aunque costó que vinieras porque antes yo quería asentar mi base académica; si fuera por tu padre habrías venido antes y puede incluso que tuvieras hermanas o hermanos. El día que me enteré de que venías, de que estabas dentro de mí, fue uno de los días más felices y más tristes porque aun sintiéndome dichosa por tu llegada, tenía muchas preocupaciones en torno a tu nacimiento y vida, porque la vida en este mundo hermoso y cruel no es fácil para una mujer racializada, ya que te enfrentarás a muchas situaciones que nunca querría para ti. Aun así me llenaste de alegría cada día, cada mes que pasabas dentro de mí creciendo, te hice un diario para que fueras viendo como me hacías sentir y cómo viví la espera de tu llegada.

He de decir que en ese diario omití días de discusiones con tu padre, porque quería hacértelo bonito y que el centro de todas mis emociones sólo fueras tú. Todas y cada una de las decisiones que tome sobre tu nombre, la fiesta que te haría de llegada, la primera compra de ropa que te hice, las clases pre parto a las que acudí, todo lo que leí, el diario que escribí para ti, fue hecho con mucho amor, porque lejos de ser mi mayor debilidad Chloe, eres mi mayor fortaleza, la persona por la que cada mañana me levanto y por la que aunque haya tenido el peor día, todo se torna bonito. Seguramente te decepcionare en alguna ocasión o quizás no, pero de lo que estoy segura es que nunca dejaré de luchar, cada instante de mi vida con todo mi aliento por ti y por eso, comienzo hoy este proyecto para que todas aquellas madres y personas que tenemos que hacer el triple para que cuente nos unamos y cambiemos esto por vosotros, que sois nuestra vida, nuestro futuro. No sé si lo haré bien o mal, no me importa, porque lo que tengo claro es que lo intentaré con todas mis fuerzas y energías.

La guerra


Aunque parezca exagerado, así es, cuando íbamos al colegio salíamos de casa con una armadura "homemade" sencilla, pero resistente. La escuela, el lugar al que íbamos a aprender, a culturizarnos, tenía un significado para todos menos para nosotros, puesto que sabíamos que íbamos a la guerra, una guerra en la que luchábamos contra nuestros iguales y también contra nuestro equipo directivo, profesorado, familias e incluso el personal de servicios.

 Académicamente debíamos esforzarnos el doble o el triple bajo la amenaza de calificativos peyorativos que rozaban o se metían de lleno en el escarnio público, o la condescendencia de aquellas personas que forman parte de nuestra educación directa. En cuanto a lo social debíamos ser personas complacientes, sumisas y sobre todo tener el umbral de la ofensa personal muy alto para no pecar de extremadamente sensibles, victimistas o susceptibles. Volver a casa de la escuela era en ocasiones desolador o un alivio para nuestra paz mental; la armadura, llegaba con pequeñas pero múltiples abolladuras firme muestra de las contiendas que habíamos enfrentado.

Nuestras madres y padres remendaban con esmero, contundencia y cariño aquella armadura para enviarnos cada día a esa guerra a la que nos enfrentábamos con optimismo, pesimismo, tristeza, enfado, osadía o simple indiferencia. Deseando acabar la primaria, la secundaria, y estudios superiores para darnos cuenta que no podemos quitarnos la armadura porque ahí fuera, vayas a donde vayas hay una guerra que luchar, algo de lo que protegerse, y entre nosotros y el mundo, necesitamos esa armadura que nos protege.

Al final es una guerra que nadie gana pero siempre perdemos las mismas personas, por lo cual debemos encontrar esa voz, esa fortaleza que lidere nuestra protesta contra este sistema que nos obliga a llevar armadura y ponérsela a nuestra descendencia.

 

   Teoría y Práctica

 

La familia y la escuela constituyen, en parte, lo que somos y/o podemos llegar a ser. Comenzamos nuestra andadura vital en la familia para después pasar a la escuela y por ende, el primer escalón de la misma que es la Educación Infantil ya sea primer ciclo (0-3) o segundo ciclo (3-6).

 

Cuando echo un vistazo a la legislación que regula las enseñanzas de la E.I [Real decreto 1630/2006 y Real decreto 17/2008], pongo  atención a los fines de la misma y  las enseñanzas, más concretamente, el área del conocimiento de sí mismo y la autonomía personal; y observo lo siguiente:

 

1° Se le da importancia, en los fines, a la adquisición de una imagen positiva de sí mismo.

 

2° Se promueve la aceptación de las diferencias, el respeto y la no discriminación.

 

3° El profesorado debe atender la diversidad de esas diferencias de rasgos personales de su alumnado para propiciar el clima de respeto y aceptación  mentado anteriormente.

 

Ahora bien, como persona racializada y con experiencia propia en el sistema  educativo español como alumna; diré que la consciencia de mi color, con cuatro años y la connotación negativa que suponía y tras ver la realidad escolar que nos ocupa, os planteo las siguientes preguntas:

 

¿Cómo se pretende que el alumnado, en este caso racializado, tenga una imagen positiva de sí misma si la escuela traslada la realidad social a la misma y carecen de representación positiva, o simplemente representación?

 

Siendo que las actitudes racistas ya se vislumbran en la E.I, en la mayoría de las ocasiones transmitidas por la familia, ¿Por qué no se pone énfasis en  trasladar a las familias el rechazo hacia estas actitudes?

 

¿Cómo se pretende que el profesorado sea capaz de crear un ambiente de no discriminación si por una parte el sistema en el que se han criado es racista y en su formación a lo largo de las diferentes etapas del sistema educativo no hay cabida para otra perspectiva que no sea la occidental?

 

 

El inicio de nuestras infancia en la escuela es muy importante ya que éstas  experiencias de base, influyen en su desarrollo y debemos comenzar la lucha para cambiar la perspectiva eurocentrista que reside en ella por nuestro bien y el suyo.

 

 

¿Activismo o Mendicidad?

 

Cuando alzas demasiado, o bueno, ni tan si quiera eso; cuando alzas la voz contra aquello que te golpea, humilla, silencia, vulnera y te deshumaniza siempre habrá alguien que no esté de acuerdo y es lícito.

En ocasiones las quejas y/o lamentos se ven como victimismo, como el compadecimiento de la propia situación, anclados en algo que debería subyacer en un segundo plano bien, porque incidimos siempre en lo mismo cuando deberíamos abandonarlo o por la urgencia de centrarnos en algo que no nos debilite y nos haga ver vulnerables y tan ávidos de aceptación, que mendiguemos por ella.



Creo, que tal y como la educación es importante porque supone una gran base y un "arma" de cualquier cambio, el activismo se convierte en ese arma de cambio sin la cual se dificulta el progreso a otros caminos para personas que están en condiciones inferiores a otros.



Muchas veces cuando hacemos afirmaciones generales no tenemos en cuenta cómo afectan a personas que tenemos cerca y sobre todo obviamos nuestra posición respecto a otros, que nos permite en ocasiones ver facilidades donde otros no ven más que obstáculos porque, para llegar a una meta, el camino no es el mismo para todos con lo cual, la principal unidad reside en allanar ese camino para todos en todos los aspectos pero teniendo en cuenta su derechos humanos en primera instancia y es ahí donde entra el activismo.


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